Los Nabis

PROFETAS DEL ARTE MODERNO

LOS NABIS

En el último cuarto del siglo XIX, un grupo de jóvenes artistas parisinos construyó un nuevo lenguaje pictórico, enmarcado en el simbolismo, pero dotado de una carga de significado tan poderosa que se constituyeron en un o de los pilares sobre los que se desarrollaría el arte moderno.

Color y sentimiento

Hacia 1890, con el impresionismo consolidado en el gusto del público, un grupo de jóvenes independientes, descubre en el paisaje bretón las raíces de una nueva estética que, a diferencia del impresionismo, encontraba en el color una manera subjetiva de expresar las emociones, estableciendo una nueva relación entre color y sentimiento.

Coinciden en esta nueva búsqueda academias privadas como la "Ecole du Petit Boulevard", la Academie Julien y el llamado grupo de Pont Aven, animados por Gauguin y Van Gogh, que encendían el entusiasmo de jóvenes artistas, como Bernard, que descubrían en el color un verdadero puente emocional.

Los tumultuosos grupos nutrían sus noches de bohemia con el recitado de Las flores del Mal de Baudelaire, un condimento infaltable en el París canalla de la época, y que incrementaba las posibilidades del color usado como símbolo,(1) una cuestión que los separaba esencialmente de los impresionistas.

La caja mágica

Entre las distintas academias privadas, la Academie Julien, de París, muy pronto se hizo conocida internacionalmente por las ideas progresistas que nutrían a sus miembros. Paul Serusier, uno de estos artistas, viajó a Pont Aven donde conoció a Gauguin y a Bernard. En una ocasión, abrumado por tantas preguntas acerca de la nueva pintura y por la implementación de las posibilidades de expresión, Gauguin decidió dar una lección práctica al joven artista parisino. Tomó una caja de cigarros, de madera y en su tapa le hizo pintar a Serusier un paisaje del río Aven, con sus riberas pletóricas de tupidas arboledas.

"El color puro, Paul, expresará mejor tus emociones frente a la naturaleza que todos los matices. Y no temas en pintar las cosas según las vea tu corazón. Si ves la sombra azul, píntala de azul. "

Y así, en el pincel de Serusier las coloraciones amarillas de los sauces, el estallar de los verdes en el azul del río van transformándose en manchas puras, sin transición de matices.

El cuadro, visto desde nuestra época, nos da una sensación casi "fauve". Sin embargo, la acertada distribución de las masas cromáticas, termina brindando al espectador una sensación armónica.

La caja es llevada a París, y los artistas de la Academia Julien, entusiasmados por esta pintura que resumía magistralmente la nueva estética de Gauguin y Bernard, no vacilan en llamarla "el talismán". Integraban el grupo, además de Serusier, Maurice Denis, H.G. Ibels, Paul Ranson y K.X. Russel; más tarde se incorporan al círculo Pierre Bonnard, Edouard Vuillard, Jan Verkade y Aristide Maillol.

Paul Serusier. Talismán. 501x400cm

Paul Sérusier. El talismán París, Museo d'Orsay. En septiembre de 1888 Paul Sérusier se contactó en Pont Aven con Gauguin y bajo su dirección pintó este pequeño paisaje de formas esquematizadas y de colores que respondían más a la emoción que a la percepción objetiva.

Nacen los nabis

Una exposición en el café Volponi puso a esos artistas en contacto directo con las obras de Van Gogh y Gauguin. Serusier fue el único en dejar la comodidad parisina para ir al ámbito rural de Bretaña. Y aquí vale hacer una consideración importante: los artistas que elegían el contacto con la naturaleza y la rusticidad campesina, expresaban también una necesidad de romper con una vida urbana, cargada de opresión y miseria. Y esa tendencia se demuestra en sus pinturas. En cambio, los artistas de la academia Julien —si bien compartían la superación del impresionismo— preferirán las intelectualizadas reflexiones surgidas en sus ateliers.

El grupo estableció su base de operaciones en un pequeño café situado en las proximidades de la academia Julien. Pero pronto el ámbito del café resultaba insuficiente para las reuniones que desafiaban las primeras luces del amanecer. La casa de Paul Ranson resultaba el lugar más apropiado. Fue allí que Serusier bautizó al grupo, ya consolidado con el nombre de "Nabís". Una palabra que en hebreo significa "profeta". Si lo analizamos desde la óptica de Foucault el término denota ya una clara intencionalidad que supera lo meramente artístico. Y nos lleva directamente al simbolismo, alejado en este sentido con la simbología que remitía al primitivismo, propia de los pintores de Bretaña. Cada miembro del grupo tenía una denominación especial: por ejemplo, Denis era el "Nabi de los bellos íconos"; Bonnard el " Nabí japonés", por su especial afición a la gráfica japonesa, por entonces en boga.

Serusier. El Encantamiento. 91,5 x 72 cm

Paul Serusier. Encantamiento, 1890. París. Col. M de Henriette Boutaric. Correspondió a Serusier dar nombre al grupo de artistas que comulgaban con el mismo ideal estético. A partir de la palabra hebrea "Nebiim", que significa "profeta" derivó el término Nabis.

Veladas de arte

Como si hubieran tomado la idea renacentista de la pluralidad de ámbitos que concurren a la obra de arte (acercándose también a la idea contemporánea del llamado Renacimiento Digital), las reuniones de los nabis no tenían como exclusividad el oficio de la pintura sino que eran prolongadas tertulias con escritores, músicos y científicos. Entre los más destacados estaban Alfred Jarry (creador de Ubu Roi ) y Robert Lamoreux (fundador de la Sinfónica de París).

Jan Verkade, un monje pintor, describe estas veladas:
“El valor que para nosotros tenían estas reuniones, no puedo expresarlo mejor que con las palabras de San Agustín, cuando habla del círculo de amigos que en su primera juventud se reunían en Cartago. Hablábamos y bromeábamos, decíamos toda clase de ocurrencias, disfrutábamos con las obras literarias e intercambiábamos chanzas y cumplidos(...). Estas señales de amor recíproco como las que el corazón manifiesta por medio de gestos, lenguajes, miradas y mil actitudes más fundían las almas de muchos en una sola”.

Magia y espíritu

En las reuniones de la casa de Ranson, en el 25 del boulevard Monparnasse, llamada "el templo", se leían los himnos de Zaratustra y los del Avesta que convivían con los "poetas malditos" de la época: Baudelaire, Verlaine, Mallarmé, Rimbaud. Un aspecto fundamental en lo que podríamos denominar el "marco teórico" del grupo, lo constituían las reflexiones de Shopenhauer, que planteaba el arte como unidad de vivencia: esto es una existencia regida en todos y cada uno de sus aspectos por el Arte.

Asimismo, los Nabis, asistían a las reuniones de los Rosa Cruz, estudiaban la Cábala y a las reuniones sobre Escolástica que los dominicos daban en el Fauburg Saint Honoré. Sin embargo, la influencia católica terminó predominando en la mayoría de los integrantes del grupo: de esta manera las teorías de Shopenhauer en las cuales el Arte obraba como energía vivencial y de redención obtenida por el alejamiento del mundo material se fundieron con la doctrina cristiana. No obstante, se respetaban las individualidades: Paul Ranson era furiosamente anticlericalista y en su producción no desdeñaba la reflexión por el mundo del trabajo.

Ranson. La cortadora de Manzanas. 55.5 x 33.5 cm.

Profetas del arte moderno

El gran mérito de los Nabis lo constituye, por cierto, la reflexión sistemática sobre el arte. Serusier (1863- 1927) recopiló sus pensamientos y el de sus compañeros de ruta en el "ABC de la pintura". Maurice Denis (1870-1943) escribió dos tomos a los que llamó "Teorías", fue en esta obra, bajo el apartado de Neotradicionalismo, que puede detectarse el nacimiento de la pintura moderna:
"Un cuadro, antes de que reproduzca un caballo de batalla, un desnudo femenino o cualquier relato, es primordialmente una superficie lisa, cubierta de colores en un orden determinado".

¿Cuál era el orden determinado para los nabís? El que resultó de sintetizar la preceptiva de la sección áurea del padre Lenz, de la escuela de Bauron, (donde se replantea la sección áurea y las medidas ideales, estableciendo una relación simbólica con la religión católica) con el simbolismo decorativo. Una pintura, en definitiva, que se acercaba a la imitación de Cristo.

¿Cómo reconocerlos?

La pintura de los Nabíes, es fruto de las confluencias del arte japonés, con el Art Nouveau, con un tratamiento del espacio muy particular, casi de ensoñación, y con una paleta que desdeña el color local para sumergirse en una visión que engloba lo maravilloso y el misterio. Independientemente de compartir convicciones comunes, los Nabies, desarrollaron tendencias distintas dentro del grupo: empleo de los colores planos y de arabescos decorativos en Denis y Ranson; una gracia intimista en Bonnard y Vuillard; simplificación y observación en Vallotton. Ésto sumado a la corriente mística representada por Sérusier y Verkade.

En palabras de Agnes Delannoy, los Nabís “participaron de todos los combates de la vanguardia y constituyen uno de los movimientos más importantes e innovadores del fin del siglo XIX”.

Pintura, pasión y sensaciones

Para Maurice Denis como para los demás integrantes del grupo la pintura debía ser una trasposición de la naturaleza " el equivalente apasionado de una sensación recibida". Para ñps Nabis, pintar un símbolo o una alegoría implicaba traducir una sensación en imágenes, y darle un equivalente plástico y de color. En su pintura, pueden verse dos tipos de deformación
a) la deformación subjetiva, nacida de la emoción del artista que acentúa ciertos aspectos de la realidad representada,
b) la deformación objetiva que somete la representación al orden necesario del cuadro.
De esta manera el cuadro deviene una realidad en si misma en la cual la organización autónoma es distinta del sujeto del cual se ha inspirado. La pintura es un mundo que posee sus propias leyes a las cuales el pintor tiene que someterse.

Esta nueva manera de pensar se opone a todas las formas de naturalismo y se explica por una voluntad de simplificación y de síntesis que estará calificada como simbolista

Maurice Denis. Las Musas en el Bosque Sagrado.

Los Nabis y el mercado de arte

En la actualidad-según Artprice, no existen ventas programadas de artistas del grupo. Los franceses dominan abrumadoramente el mercado de las ventas capitalizando el 36% de las transacciones en el primer semestre del 2002, seguidos por el Reino Unido con un 28,3% y los Estados Unidos con un 14,6%. Las altas cotizaciones obtenidas en el 2000 tendieron a estabilizarse en el 2001, para declinar en el período 2001-2002.

No obstante el interés de los compradores para adquirir obras pertenecientes al grupo, los valores más altos los tiene Paul Serusier ya que su cotización aumentó un 7% desde comienzos de 2002. El 12 de mayo de 2002 su tela fechada en 1899 La Moisson de Blé Noir fue vendida en 540.000 euros. Vuillard, Bonnard y Jan Verkade, continúan independientemente liderando el tope de las cotizaciones para todo el grupo.

LIBROS RELACIONADOS:

Nabis Por Claire Freches-Thory, Antonie Terrasse.

Gauguin and the Nabis: Prophets of Modernism Por Arthur Ellridge

Bonnard and the Nabis Por Albert Kostenevich

DATOS SOBRE EL AUTOR

Sergio Rafael Gómez Sordi. Nació en 1947. Es argentino. Licenciado en Historia del Arte recibido en la Universidad de Buenos Aires. Ejerce la docencia universitaria en el Instituto Universitario Nacional del Arte de Buenos Aires, como titular de Historia del Arte e Historia de la Cultura. En el Instituto Normal Superior del Profesorado Mariano Acosta tiene a su cargo la cátedra de Metodología y Acompañamiento Didáctico de Estudios Sociales. Conferencista invitado en su país y en el exterior (Austra y España). Es curador independiente y autor de publicaciones especializadas. Desempeña, además, tareas como asesor sobre temas puntuales del mercado de arte e Historia del Arte.

Email: escipion@2vias.com.ar
Oficinas Comerciales
Gurruchaga 2309 8 A
Capital Federal, Buenos Aires Argentina